lunes, 23 de enero de 2012

"Soy creador, di permiso a Megaupload, y ¿ahora qué?", se preguntan los usuarios

Diana Sánchez 20m

Megaupload

Los internautas en España se están movilizando y pidiendo información sobre qué hacer para recuperar sus archivos personales almacenados en la página de descargas Megaupload, cerrada por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) de EE UU, por supuesto delito de piratería informática.

De hecho, la Asociación de Internautas (AI) ha recibido ya más de 200 peticiones de información sobre cómo actuar para recuperar sus archivos personales, ha manifestado su presidente, Víctor Domingo.

El responsable de la asociación ha aconsejado a los internautas españoles que hayan perdido "el control" de sus archivos personales que lo denuncien cuanto antes a las fuerzas de seguridad del Estado.

Los archivos personales incluyen todo tipo de documentos privados, como fotografías, hojas de cálculo, anotaciones empresariales, datos familiares, vídeos, etc.

Domingo ha insistido en que cualquier decisión de cierre de una página en Internet debería venir sustentada por una sentencia judicial, como garantía de un Estado de Derecho.

Aunque asegura que defiende los derechos de autor, precisa que estos no deberían estar nunca por encima de la libertad de expresión.

Por otra parte, dice que entiende las motivaciones de grupos como Anonymous al bloquear páginas "web" en protesta por legislaciones supuestamente contrarias a la libertad de expresión pero no comparte la forma de hacerlo.

"Sabía que este día iba a llegar"

Entre los afectados por el cierre de Megaupload, hay gente de todo tipo. Usuarios como Iván, que a través de su cuenta de twitter @mrkingdevil denunciaba que había subido fotos y vídeos personales y se preguntaba cómo recuperarlos o Pablo, que en @nenva20 se lamentaba del cierre de la página a través de la cual podían descargarse, libres de derechos, sus poemas: " Soy creador, di permiso para su difusión. ¿Y ahora? ¿Quién me "paga" eso?", se preguntaba.

El grupo de música New Cossacks se quejaba de haber subidos sus temas al servidor. Entre quienes les contestaban, estaba @happyfer88, que dudaba de tener copia en su PC de "las cosas importantes" que había subido al servidor.

Los miembros de Juventud sin futuro también han visto cómo desaparecía del servidor su libro Juventud sin futuro, que distribuyen gratuitamente. "Ya lo hemos subido a otro servidor, lo que demuestra la inutilidad del cierre", explican desde Juventud.

Este colectivo, integrante del Movimiento 15-M, hace una lectura particular del cierre de la web de descargas: "Todo el dispositivo policial desplegado para cerrar la web deja claro que existe voluntad para actuar contra este tipo de webs, pero no existe voluntad política real de perseguir otro tipo de delitos: como los fraudes fiscales. No se actúa contra ese 1% que nos precariza al resto".

Juventud sin futuro, que se posiciona en contra de la Ley Sinde y su equivalente estadounidense (SOPA), defiende que "Internet no puede estar sometido a criterios de las empresas, tiene que ser algo abierto, la creamos todos " y muestran su respaldo a los ataques llevados a cabo por Anonymous como protesta por la actuación del FBI. " Compartir no puede ser delito", concluyen.

Pero al margen de los usuarios que habían utilizado Megaupload como un disco duro virtual en el que almacenar y compartir material privado, hay otros afectados. Los que se descargaban gratuitamente todo tipo de material: películas, series de televisión, y los que se descargaban este material previo pago, a través de una cuenta Premium que daba derecho a mayor velocidad de descarga.

José es uno de esos usuarios que pagaba puntualmente por acceder a los archivos del servidor. Hace 9 meses comenzó a pagar 20 euros al trimestre por una cuenta. El primer trimestre fue cuando más lo utilizó, sobre todo, reconoce, para descargarse los capítulos de sus series preferidas (Perdidos, The Office, Becker), pero después le dio poco uso. Con resignación dice que "sabía sabía que este día iba a llegar".

Ana llevaba dos años pagando por una cuenta Premium, que usaba para descargar "todo tipo de series y películas". Para compartir gastos, se alternaba con un compañero de trabajo para pagar las cuotas trimestrales: "Un trimestre pagaba uno, y el siguiente, el otro". Luego intercambiaban los archivos. Los amigos y los compañeros de trabajo eran también beneficiarios de esta interminable cadena.

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